JUEGOS NOSTÁLGICOS CON NIÑOS
Seguro que todos estamos cansados de ver siempre a nuestros hijos delante de una pantalla, ya sea de la televisión, el ordenador, la tablet… y queremos que disfruten más del campo y del aire libre como hacíamos nosotros cuando teníamos su edad. Así que desde vacaciones monoparentales os proponemos algo muy divertido, que tanto a vuestros hijos como a vosotros os va a encantar. Hemos estado rebuscando en el «baúl de los recuerdos» y os traemos cinco juegos muy divertidos para que hagáis con vuestros hijos, a los que nosotros jugábamos cuando éramos pequeños y hacían que nuestras tardes se nos pasaran volado. ¡Qué empiece la diversión!
Saltar a la goma
Era un juego muy divertido, aunque a veces podía llegar a ser algo complejo. Se empezaba poniendo la goma a ras de los tobillos y si la persona que saltaba no se equivocaba, se iba ascendiendo la goma hasta el cuello, para lo que debía levantar mucho las piernas y recoger la goma con ellas, haciendo filigranas.
La comba
Se podía jugar tanto con una cuerda como con dos, aunque eso ya era un nivel para expertos. Había innumerables canciones que se cantaban para acompañar a este juego. Seguro que recordáis más de una ¿A qué si?
El escondite inglés
Uno de los niños tenía que contar con los ojos tapados y de espaldas al resto de participantes. Los demás niños tenían que situarse varios metros por detrás y avanzar poco a poco mientras que el que la ligaba recitaba sin mirar la siguiente frase: ‘un, dos, tres al escondite inglés sin mover las manos ni los pies’.
En el momento que terminaba de recitar esa frase, se giraba y el resto de los participantes tenía que pararse y hacer la estatua. Si uno de ellos era pillado en movimiento, quedaba eliminado.
Las canicas
Se jugaba en la calle, siguiendo un circuito o golpeando unas canicas con otras. Si ganabas, te las llevabas todas. Intentabas tener canicas más bonitas que las de tus amigos. Las había de colorines, de metal, con filigranas, etc.
La rayuela
Se dibujaba en el suelo con una tiza el diagrama para jugar a la rayuela, el dibujo estaba compuesto por cajas con números del 1 al 10. Para empezar a jugar se necesitaba una piedra plana. El primero que fuera a jugar se situaba detrás del primer número, con la piedra en la mano, y la lanzaba. El cuadrado en el que caía la piedra se denomina «casa» y no se podía pisar.
Se recorría el circuito saltando a la pata coja sobre los cuadrados, o con los dos pies si se trata de un cuadrado doble. El objetivo era pasar la piedra de cuadrado en cuadrado hasta llegar al 10 y volver a la casilla de salida. Si se perdía el equilibrio o la piedra se salía del cuadrado, se perdía el turno y pasaba al siguiente jugador.
¿Os han traído estos juegos muchos recuerdos? Salid con vuestros hijos a la calle y ¡A divertirse!